Hace un año tuve la suerte y dicha de conocer al
escritor Jorge Dávila Vásquez, me regalo su tiempo, su conocimiento y algunos
libros con su obra. Me ayudo a realizar un podcast que publique anteriormente
en el blog que tenía. Me toco realizar una entrevista retrato por un deber de
la universidad. Hoy pinto los detalles de esa ocasión en este pequeño texto que
realice evocando con cariño ese dia.
Dr. Jorge Dávila Vázquez, Narrador, poeta, dramaturgo,
catedrático universitario, crítico literario y de arte. Colabora con
importantes revistas nacionales y extranjeras. El escritor, el polígrafo, la
mente incansable para fabular historias, para proferir ideas, imágenes y
palabras como el gran artista que es.
Jorge Dávila Vásquez nos recibe en el departamento en
el que vive con su esposa en la ciudad de Cuenca, el rio suena en el fondo de
su ventana del 4to piso de un conjunto ubicado a orillas del Tomebamba. Sus
nietos recorren los pasillos, entre risas y juegos; al ingresar a la sala
abrazan a su abuelo y salen corriendo nuevamente.
Cordialmente me ofrece un café y se sienta conmigo, el
disfruta de una taza de té; “la presión no me deja tomar café” me dice. Yo
sonrió y le pregunto sobre su vida, sobre su obra; le pregunto si me puede leer
unos cuentos, acepta gustoso a todo.
Le pregunto sobre sus orígenes, ¿cuando empezó?; “mis
remotos orígenes son poéticos empecé a escribir poesía tempranamente, en el
colegio, gane algunos premios y publique algunas cosas en mi época colegial de
lo cual no me siento muy orgulloso”.
En 1974 escribe su primer libro poema “La Nueva
Canción de Eurídice y Orfeo” Al preguntarle porque se ruboriza por su
obra temprana, me dice que es una obra inmadura y joven; es por eso que
aconseja que no se empeñen en publicar tempranamente, es mejor que las obras
reposen y maduren, para poder dominar el lenguaje poético y no tener vergüenza
de la obras que se publican. Como paso con su primer libro publicado, el cual ya
citamos, el que a pesar de ser una obra joven, ha tenido una aceptación que se
ha mantenido intacta.
Hacemos un ejercicio de memoria y rememora que
tempranamente escribió y publico teatro, tiene una obra que le causa rubor y que casi
nunca la menciona, lo más sólido de su obra empieza a partir de 1975 cuando
hace dos libros de cuentos, en 1976 gana el premio “Aurelio Espinoza Polit” por
su libro “María Joaquina en la vida y en la muerte”. Ha venido realizando desde
entonces el cuento, la poesía, el teatro en menor manera. Nos habla de su obra
tatral del año 90 “Espejo Roto” basado en la vida de Cesar Dávila Andrade, su tío y
gran exponente de la poesía ecuatoriana. Obra que trascendió en las tablas de
la escena ecuatoriana en sus tiempos.
Todo escritor tiene influencias, le digo. Me atrevo a
preguntar cuáles son las de él. Al ser yo un gran aficionado por la poesía
ecuatoriana, pregunto si no tiene referentes ecuatorianos, pero sus influencias
poéticas no hacen referencia a escritores ecuatorianos, más bien expresa su
gran admiración a la obra de Marcel Proust. Escritores franceses del siglo XIX
en especial a Flaubert, en latinoamericanos Borgues en poesía y prosa, nos habla de autores que influyeron en el, como Manuel Mujica Lainez, Marco Denevi, Eduardo Gudiño que fue muy amigo de él.
Cree que todos ellos en alguna manera han influido en lo que él ha producido.
Finaliza diciéndome que “Las obras tienen muchas sombras y fantasmas que cruzan
a través de ellas, que son los fantasmas de las lecturas que hace el autor”.
La conversación y el café fluyen, le pido permiso para
fumar un tabaco, me dice que en la terraza me puede acompañar. Salimos y
mientras el rio hace música con el sonido del agua y de las piedras, me adentro
más en su pensar y hablamos sobre la literatura ecuatoriana, sobre su
actualidad. Me habla de su amigo Roy Sigüenza, en el caso de la poesía, dice
que la obra ecuatoriana es una obra de citas, cree que rinden homenaje a muchos
poetas y construyen una obra tremendamente sólida alrededor de ellos, la literatura
de los escritores que tienen alrededor 35 años es una obra que se perfila como
una obra importantísima en la literatura del país.
Pero nos dice que la generación literaria actual está
más interesada en la poesía que en la narrativa, salvo el nombre de la gran
Lucrecia Maldonado, pero esto no tiene por qué ser malo, textualmente y con
emoción me dice “Es un reflorecimiento intenso de la lírica”.
Le hablo sobre su obra, sobre lo que he leído, le digo
que la suya me parece una obra tan perfecta y me corrige, me dice que aún no ha
alcanzado la perfección literaria, que nunca cree haber alcanzado y que se
pasara la vida entera buscándola.
La conversación se torna más íntima, le doy la
estocada final mientras me ofrece un trago, mezclo el ron con mi café y todo se
torna literario. Le hablo sobre el teatro y sus ojos brillan, sabía que tiene
un amor especial por el teatro. Me mira y empieza a recordar, a sus 18 años
hizo una obra llamada “Los Justos”, a partir de ahí organiza un grupo de teatro
con sus amigos que finalmente termino evolucionando como la “Asociación de
Teatro Experimental de Cuenca”, en la cual actuó, dirigió y escribió. Sigue
amando el arte escénico. Es un amor de toda la vida, pero recién ha vuelvo a
escribir obras para la escena que están todas inéditas. Las cuales dice que aún
no le urge el publicar, por el apretado cronograma que tiene de ediciones y
reediciones de sus obras, pero espera que alguien se interese por la obra teatral
y se puedan publicar en algún momento.
Es hora de irme, han pasado 4 horas sin sentir, entre
libros, café y tabaco, me agradece por la oportunidad, por poder compartir su
obra conmigo. Le pido unas últimas palabras y me dice: “Nunca abandonen la
lectura, un libro es la mejor compañía, el amigo que no traiciona jamás. El
amor por la lectura salva y acompaña, está con nosotros hasta el último día.”
Y así me despido y me marcho con un par de libros
suyos con dedicatoria entre mis brazos y la alegría de haber tocado por un
momento la historia literaria del Ecuador.
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